Celia Cruz creía ser una reencarnación
Ana se aferra al cadáver de su hija recién nacida. Sus familiares la miran en silencio mientras ella abraza a la niña sin vida.
Después de unos minutos, que parecieron horas de un abrazo eterno, es hora de darle cristiana sepultura. El momento de meter el pequeño cuerpo en el cajón ha llegado.
Ana se niega, sigue llorando desconsolada mientras abraza, o mejor, se aferra a su bebé. La escena es impactante. Los asistentes al funeral le ruegan a la mujer para que suelte el cadáver, que se despida, que se resigne.
En ‘Mi Vida’, el libro autobiográfico de Celia Cruz, la Guarachera de Cuba narra que Catalina Alfonso, su madre, “se le acercó a su hermana, y con besos y ternuras la calmó hasta que al fin soltó a su hijita, resignándose a su triste suerte.
Aunque tía Ana estaba sin consuelo, mi mamá le decía: ‘Ana, cuando un niño muere al nacer o cuando nace muerto, es que su alma va a regresar. Tienes tú que marcar a la bebita para que vuelva a nacer en la familia’. Pero creo que mi mamá nunca se imaginó que su hermana se tomaría esas palabras tan en serio.
Prepararon a la niña difunta para el velorio y comenzaron los rezos. Pero tía Ana ni siquiera lloraba; simplemente se mantenía en silencio, con la mirada fija en el féretro. Pero de repente se levantó sin decir palabra alguna, se inclinó sobre el ataúd donde reposaba su hija, y le dijo: ‘Yo sé que algún día tú vas a regresar, y yo te voy a esperar. Para poder reconocerte, te voy a jorobar (romper) los deditos’. Con eso, le agarró los meñiques y se los dobló hacia los pulgares hasta que se oyó un ¡crac! y todo el salón quedó en silencio”.
© Proporcionado por Kienyke Celia Cruz-01
En el libro, Celia narra que su mamá, a quien llamaban Ollita, le contó que “sufrió una impresión tan grande cuando vio lo que hizo su hermana, que sintió como si alguien la hubiera golpeado en el pecho y que hasta me sintió saltar en su vientre. Me contó que se le fue el aire y que casi se desmaya, pero que las demás señoras presentes corrieron a sostenerla, darle agua y tranquilizarla con aire fresco que le echaban con abanicos de paja. Al día siguiente le dieron cristiana sepultura a mi primita difunta”.
Un mes después, un 21 de octubre de 1925 en el barrio de Santos Suárez en La Habana, nació Celia de la Caridad Cruz Alfonso.
La niña, además de nacer gigante, como todos los niños de la época, tenía los dedos meñiques doblados, como terminaron los de aquella bebé que había muerto un mes antes.
“Esa es la hija que yo perdí”, dijo Ana, la tía de Celia. Sus familiares aseguran que Celia Cruz se parecía más a su tía que a su propia madre.
En vida, cuando le preguntaban por esa anécdota, Cruz la contaba con nostalgia pero también con alegría y orgullosa decía convencida que era producto de una reencarnación.
La anécdota de los dedos es apenas una de esas particularidades que dieron forma a la figura de Celia Cruz.
Su edad, su verdadera edad, solo se supo hasta que fue enterrada en el cementerio de Woodlawn en Nueva York. Murió a los 78 años de edad.
© Proporcionado por Kienyke Celia Cruz, cantante cubana
En vida mucho se dijo al respecto, mucho se especuló sobre el particular. Nadie supo nunca, hasta su muerte, la edad certera de Celia.
“Mi primera aparición en la escena fue el veintiuno de octubre de mil novecientos algo. Es decir, nunca divulgaré el año en que nací. Nunca me quito la edad, pero tampoco la digo. Quien quiera saber el año en que nací, tendrá que esperar. La funeraria algún día lo dirá, pero lo que soy yo, no les contaré nada. Tendrán que seguir adivinando”, escribió en su autobiografía.
Celia y Pedro Knight ¿un matrimonio feliz?
La relación de Celia Cruz y su eterno compañero, Pedro Knight, siempre fue reconocida como una de las más estables del mundo de la farándula. Sin embargo, luego de la muerte de Celia salieron a la luz detalles algo oscuros de esa relación.
Se supo, por ejemplo, que Knight, que junto a Celia integró la Sonora Matancera, tuvo siete hijos con dos mujeres diferentes a Cruz. Ellos siempre permanecieron en la isla. Celia y él nunca tuvieron hijos.
“Yo era más que su pareja. Era su papá, su mamá, su tío, su hermano…toda su familia”, decía Knight.
© Proporcionado por Kienyke Celia Cruz y Pedro knight
Gladys Bécquer, hermana menor de Celia, en diálogo con Televisa, contó que pese a que “Celia no era sumisa, con él sí lo era porque él era muy fuerte (…) un hombre que decía: tienes que hacer esto y ella tenía que hacerlo.”
Gladys, que vivió en Estados Unidos con la pareja durante 22 años, contó que Pedro era imponente.
“Una vez, anque Celia estaba llena y no quería comer él dijo: ella se tiene que comer esto que yo le hice, no hay nada que discutir (…) Pedro no era sueve, con nadie.”
Según Gladys, Knight tenía una fuerte obsesión por el dinero que ganaba Celia pues abandonó su trabajo como trompetista tan pronto la Guarachera empezó a tener éxito como solista.
“Una vez ella le dijo ‘Pedro’ no toques más, él cogió el estuche, guardó la trompeta y no volvió a trabajar. En un final quien trabajó duro fue mi hermana no él”
La hermana de Celia incluso aseguró en el documental de la cadena méxicana ‘La Historia Detrás del Mito de Celia Cruz’ que Pedro Knight la presionaba para trabajar a pesar de sus quebrantos de salud.
“Una vez ella tenía que grabar y ella se estaba quejando de la garganta, fue al doctor y este le dijo que descansara pero él (Pedro) le dijo muy molesto ‘Celia tienes que grabar’. La gente está muy equivocada de la forma que era Pedro”.
Asegura además que pese a la inmensa fortuna que amasó Celia Cruz, Pedro decía que “no había dinero para los tratamientos contra el cáncer” que sobrellevaba la Guarachera.
Sin embargo, Omer Pardillo, último mánager de la cantante opina otra cosa: “Si no hubiera sido por Pedro quién sabe cómo hubiera terminado Celia”.